El Apoyo del Hai-kú introduce al actor en la exploración emotiva de los símbolos, pero para González Caballero los símbolos son un Apoyo en sí mismos.
"Treplev.-Hoy he cometido la villanía de matar a esta gaviota. La pongo a sus pies.
Nina.- ¿Qué le pasa? (Levanta la gaviota y la contempla)
Treplev.- (Después de cierta pausa) Pronto me mataré yo mismo de igual manera."
Como lo sabemos, Treplev cumplió su promesa de ser esa gaviota y su propio asesino; el símbolo creado con la imagen de la gaviota siempre actuó en él; contrario a Nina que lo adoptó artificialmente, creyéndose la gaviota, un símbolo ajeno, para ser la heroína de una historia que pertenece a Treplev... En cambio, su vanidad la lleva a utilizar la cruz como símbolo necesario para lo que ella considera su salvación:
"Nina:- (...) Ahora sí, ahora comprendo Kostia, que en nuestro hacer, da lo mismo que actuemos en escena o que escribamos, lo importante no es la fama, no es el brillo, no es aquello con que yo soñaba, sino saber sufrir. Aprende a llevar tu cruz y a creer. Yo creo y no siento tanto dolor. Cuando pienso en mi vocacion no tengo miedo a la vida."
Chejov es un maestro en el uso de los símbolos para la actividad dramática y ese manejo se convierte en una propuesta para la creación de un Apoyo en el método de actuación. Los Niveles de Interrelación codifican la línea del exterioir hacia el interior en el personaje, proveen al actor de un medio para “manejar” las interrelaciones; el Hai-kú abre la puerta de las emociones profundas, mezcladas, que se exponen dentro de esta corriente Naturalista; los símbolos redondean no solo la experiencia interior sino que añaden consecuencias concretas en la creación del personaje, en su corporeidad, en su memoria. Treplev tiene presente la imagen (el símbolo) de la gaviota en sus acciones, en su sentir; la historia de la gaviota, es una historia simbólica de su propia vida, él es la gaviota viviendo esa historia, nosotros vemos a un Treplev viviendo su personal tragedia. (1)
Los ejercicios del Apoyo Símbolos que González Caballero daba al alumno, regularmente provenían del texto mismo (regularmente de La gaviota) escrito por Chejov, como las escenas citadas de Nina y Treplev. El texto dramático proveía de una imagen-símbolo que el guía utilizaba para dirigir el ejercicio exploratorio.
Este es un ejemplo de un ejercicio de exploración de Símbolos:
- los actores tenían aprendida una escena del texto escogido.
- Se creaba personajes con todos los apoyos hasta ese momento ya asimilados trabajados.
- Los actores pasaban la escena.
- En el momento de que González Caballero descubría un símbolo, detenía la escena, aclarando que no se perdiera el personaje sino que fuera una especie de “congelamiento” y entonces hacía patente el símbolo, él leía el texto, aclaraba el símbolo, entonces hablaba directamente con el personaje (por ejemplo): “Dices que hay una pared entre ustedes; la pared está aquí, tócala, siente cómo es el grosor de esa pared, su textura, trata de romperla, golpéala; no puedes, no puedes, es muy fuerte, esa pared existe y te separa de él”. Y entonces hablaba con el otro personaje: “¿Y a ti? ¿esa pared te importa? ¿existe? ¿Cómo es esa pared de la que habla ella? Tócala, siéntela.” (2)
- Una vez vívidos los símbolos, la escena volvía al princiío, sin perder los personajes, y se trabajaba con esa “experiencia” física y emotiva de haber vivido el símbolo del que hablaban los personajes.
El Símbolo se vuelve cuerpo (una vez más el A-B-C); la imagen-símbolo es un promotor de movimiento interior que promueve a su vez acción y que a su vez se expresa vocalmente. El Apoyo entonces es concreto, está en el cuerpo del personaje, es parte de su experiencia vivida. No se habla aún de “memoria emotiva del personaje” pero ya ha empezado a trabajarse.
Hay ejercicios de exploración con el Apoyo Símbolos como textos de Chejov y del naturalismo hay escritos. Como con el Hai-kú se puede dar el caso de que en la misma creación del personaje se creen sus propios símbolos. Aunque González Caballero aclaraba que si se tenía el texto dramático a trabajar, los símbolos debían salir del texto mismo; sólo en el caso de que no hubiera texto dramático y la creación fuera en el proceso, habría que crear sus propios símbolos, explorando.
Así los ejercicios se desarrollan produciendo un reconocimiento de la influencia del símbolo en la vida del personaje y entonces se suman a su creación en la suma de los Apoyos.
Posteriormente con las proposiciones de Símbolos nacidas del texto chejoviano se explora la corriente naturalista; y más tarde en la parte de reconocimiento del inconsciente (con Strindberg) el Apoyo Símbolos es profundizado.
(1) Recuerdo el ya famoso ejercico de Stanislavski, en la escena de un desayuno entre dos hombres que están en lucha, la convierte en un juego de alacranes, provocando en ellos acciones físicas que enrriquecen la cotidianeidad de un simple desayuno. Es un recuerdo de un método con diferentes objetivo, pero es un ejemplo del uso de símbolos-imágenes que plantean un enrriquecimiento de cualquier escena.
(2) Por supuesto éstos son ejemplos que tengo claros de mi experiencia al lado de González Caballero durante los años que estuve trabajando junto a él. En otro recuerdo muy claro está el símbolo que menciona Nina sobre un remolino, González caballero interrumpía la escena y hacía que los dos vivieran el remolino, que cayeran en el caos del remolino real, entonces repetía la escena con esa experiencia de los personajes. En otra escena, la madre veía al hijo como un santo, y se trabajaba en es emomento toda una escena de santificación. Momentos muy intensos, de gran belleza incluso, ejercicios que volvían una pequeña escena chejoviana en algo nunca antes experimentado por nosotros jóvenes actores.
El libro del método de actuación de Antonio González Caballero está a la venta solamente a través de Internet, y en dos sitios:
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