"La Enredadera,
hoy así,
me parece la vida entera."
"El invierno ha pasado,
el Sol calienta afuera,
frío hace adentro"
Estos son dos poemas japoneses llamados Hai-kú que en el método González Caballero utiliza como Apoyo-vehículo para lograr una sensibilización interna de los personajes.
Bashó, al parecer el creador de la técnica del Hai-kú, da su propia definición del poema:
"El credo del Hai-kú es: crear mediante una descripción concisa/ partiendo de una interpretación plástica de la naturaleza/ un cierto estado de ánimo." (1)
La exploración con el Hai-kú nos lleva por algo conciso, visible y sensible. En estas pequeñas frases existen los símbolos que toman elementos de la naturaleza y los asocian con estados de ánimo; lo más importante es que despierta sensaciones no precisas, fuertes, profundas, en donde las palabras “de explicación” no tienen cabida y en donde la naturaleza se mantiene presente en su organicidad.
Ejercicios.
En los ejercicios de reconocimiento con el Hai-kú González Caballero leía al actor, que ya tenía creado su personaje (2), uno de los poemas y los repetía mínimo tres veces, entonces le pedía al actor (en personaje) que lo repitiera a su vez otras tres veces y posteriormente iniciara su trabajo de "interiorización" del poema llevándolo literalmente "dentro de su cuerpo", a través de la voz, y hasta que el poema fuera "dicho" en el cuerpo del actor sin ser audible al exterior. González Caballero mencionaba el uso de los Niveles del interrelación, llevar la repetición del Hai-kú desde el Primer nivel hasta el Tercer nivel.
El ejercicio anterior podía tener una duración de más de media hora, en todo caso González Caballero daba el tiempo necesario para que el actor fluyera con el poema, y reconociera el denominado “interior”.
La combinación con los Niveles de Interrelación dará al personaje una mayor sensación de vida y al actor mayor credibilidad en su propio trabajo. Los Niveles de Interrelación hay que recordarlo, codifican el proceso de interiorización del personaje, para que el actor pueda manejarlo y desarrollarlo según sus necesidades y objetivos. González Caballero decía que en el Elemento está ya todo el personaje pero que sino pasamos por los Apoyos que lo "humanizan" nos quedaremos en una forma simple y carente de vida; en este caso el Hai-kú le ha dado al elemento el pinchazo para que expulse algo de lo que hay dentro de ese cuerpo recién nacido del personaje.
En la creación posterior de personaje, el Hai-kú se vuelve un Apoyo como tal, parte de esa creación. Del actor dependerá encontrar el Hai-kú de su personajes y desarrollarlo (“interiorizarlo”), y como se da el caso en el laboratorio el actor podrá crear sus propios Hai-kús.
La experiencia del Hai-kú es una revolución en el trabajo del estudiante y joven actor, es el momento en el que surge aquella sensación de que poseemos una verdadera joya dramática en el interior. La sensación de verdad a partir de la exploración de un Apoyo es tan profunda que se obtiene una gran seguridad en el trabajo técnico.
(1) Esta es una cita que González Caballero leía cuando se hablaba del Hai-kú. No tengo el orígen concreto de ella; pero es claramente de Bashó pues aparece con muy pocas variaciones en libros dedicados a él y a sus poemas, así como en sitios de internet. Los poemas citados, por la dificultad de la traducción desde el japonés y de la poesía misma, pueden tener variaciones pero son clásicos reconocibles aún si ésta fuera una mala traducción.
(2) Posiblemente sea necesario insitir en que el método busca la interiorización, la gran sensibilidad, las emociones en conflicto “del personaje” no del actor, así es necesario que el actor cree un personaje como hasta ese momento él lo puede crear, con los apoyos ya reconocidos y explorados. En el método, la diferencia actor y personaje debe ser tajante. (Ver Entrada del 15/feb/2007)
hoy así,
me parece la vida entera."
"El invierno ha pasado,
el Sol calienta afuera,
frío hace adentro"
Estos son dos poemas japoneses llamados Hai-kú que en el método González Caballero utiliza como Apoyo-vehículo para lograr una sensibilización interna de los personajes.
Bashó, al parecer el creador de la técnica del Hai-kú, da su propia definición del poema:
"El credo del Hai-kú es: crear mediante una descripción concisa/ partiendo de una interpretación plástica de la naturaleza/ un cierto estado de ánimo." (1)
La exploración con el Hai-kú nos lleva por algo conciso, visible y sensible. En estas pequeñas frases existen los símbolos que toman elementos de la naturaleza y los asocian con estados de ánimo; lo más importante es que despierta sensaciones no precisas, fuertes, profundas, en donde las palabras “de explicación” no tienen cabida y en donde la naturaleza se mantiene presente en su organicidad.
Ejercicios.
En los ejercicios de reconocimiento con el Hai-kú González Caballero leía al actor, que ya tenía creado su personaje (2), uno de los poemas y los repetía mínimo tres veces, entonces le pedía al actor (en personaje) que lo repitiera a su vez otras tres veces y posteriormente iniciara su trabajo de "interiorización" del poema llevándolo literalmente "dentro de su cuerpo", a través de la voz, y hasta que el poema fuera "dicho" en el cuerpo del actor sin ser audible al exterior. González Caballero mencionaba el uso de los Niveles del interrelación, llevar la repetición del Hai-kú desde el Primer nivel hasta el Tercer nivel.
El ejercicio anterior podía tener una duración de más de media hora, en todo caso González Caballero daba el tiempo necesario para que el actor fluyera con el poema, y reconociera el denominado “interior”.
La combinación con los Niveles de Interrelación dará al personaje una mayor sensación de vida y al actor mayor credibilidad en su propio trabajo. Los Niveles de Interrelación hay que recordarlo, codifican el proceso de interiorización del personaje, para que el actor pueda manejarlo y desarrollarlo según sus necesidades y objetivos. González Caballero decía que en el Elemento está ya todo el personaje pero que sino pasamos por los Apoyos que lo "humanizan" nos quedaremos en una forma simple y carente de vida; en este caso el Hai-kú le ha dado al elemento el pinchazo para que expulse algo de lo que hay dentro de ese cuerpo recién nacido del personaje.
En la creación posterior de personaje, el Hai-kú se vuelve un Apoyo como tal, parte de esa creación. Del actor dependerá encontrar el Hai-kú de su personajes y desarrollarlo (“interiorizarlo”), y como se da el caso en el laboratorio el actor podrá crear sus propios Hai-kús.
La experiencia del Hai-kú es una revolución en el trabajo del estudiante y joven actor, es el momento en el que surge aquella sensación de que poseemos una verdadera joya dramática en el interior. La sensación de verdad a partir de la exploración de un Apoyo es tan profunda que se obtiene una gran seguridad en el trabajo técnico.
(1) Esta es una cita que González Caballero leía cuando se hablaba del Hai-kú. No tengo el orígen concreto de ella; pero es claramente de Bashó pues aparece con muy pocas variaciones en libros dedicados a él y a sus poemas, así como en sitios de internet. Los poemas citados, por la dificultad de la traducción desde el japonés y de la poesía misma, pueden tener variaciones pero son clásicos reconocibles aún si ésta fuera una mala traducción.
(2) Posiblemente sea necesario insitir en que el método busca la interiorización, la gran sensibilidad, las emociones en conflicto “del personaje” no del actor, así es necesario que el actor cree un personaje como hasta ese momento él lo puede crear, con los apoyos ya reconocidos y explorados. En el método, la diferencia actor y personaje debe ser tajante. (Ver Entrada del 15/feb/2007)
El libro del método de actuación de Antonio González Caballero está a la venta solamente a través de Internet, y en dos sitios:
Amazon.com: http://www.amazon.com/Actuación-Antonio-González-Caballero-Spanish/dp/1466261919
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